Lo bueno y lo malo de la nueva temporada de Pasión de gavilanes
Como ya es conocimiento de los televidentes hispanoaméricanos, el melodrama original de Julio Jiménez producido por RTI para Telemundo y Caracol entre 2003 y 2004, tiene secuela o nueva temporada, luego de su gran auge 19 años después. Recordemos que Caracol TV decidió emitirla nuevamente desde julio de 2020 hasta enero de 2021, en una versión light con altos índices de audiencia; al igual que la cadena Telemundo en sus señales internacional y cadena nacional en EE.UU, además de la intención de los actores protagónicos.
El pasado lunes 14 de febrero, el primer capítulo de la nueva temporada fue estrenado para los EE.UU con la mayor expectativa para el público hispano, seguidor fehaciente de esta historia que cautivó al mundo a lo largo de los últimos años y que aún la siguen viendo, una y otra vez a través de canales de televisión y la plataforma de video Netflix.
En Central+ dedicamos un espacio en vivo el pasado lunes, desde las 9pm, para hablar de los detalles que traería la segunda parte de esta producción grabada en los más bellos parajes colombianos seleccionados para esta historia, a cargo de CMO Producciones. No obstante, también recordamos algunas curiosidades de primera temporada y haciendo un recorrido virtual por la locación principal.
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Ya luego de ver los primeros capítulos, vale la pena mencionar algunos puntos favorables y desfavorables de la nueva historia y sus personajes, tomando como base, lo que fue la primera temporada, a modo de comparación porque es el riesgo que se toma cuando se hacen las segundas partes.
1. La fotografía y locaciones. Se conserva la escenografía y ambientación del mundo ranchero o como se dice, al mejor estilo del viejo oeste o atmosfera western (sin contar con las armas de fuego y las botas con espuelas), eso si, desaparecieron las calles polvorientas y parajes secos en relación con la primera temporada y en su lugar vemos lugares más campestres y verdes. Incluyen vistas panorámicas del pueblo ficticio San Marcos, algo que no ocurrió en la primera parte, porque en esa oportunidad, el protagonismo lo tenía la hacienda Elizondo y no el pueblo.
2. Actores mantienen su caracterización. Impresionante, luego de casi 20 años después, los actores hicieron un flashback de lo que fueron las caracterizaciones de sus personajes. Mario Cimarro conserva el papel del Juan Reyes, rudo, furioso y agresivo. Norma también mantiene su papel de madre dulce y carismática, tal cual la vimos anteriormente. Oscar sigue siendo el mismo hombre vanidoso y ambicioso. Jimena un poco más madura pero con su misma personalidad extrovertida. Sara más madura y conservadora como siempre.
Por el lado de Gabriela Elizondo, no se sabe si es por un cambio en el personaje de Kristina Lilley, pero se nota un personaje menos posesivo, arrogante y agobiante como fue en la primera temporada. Sin embargo, el personaje que tuvo mayor impacto fue el de Zharick León, Rosario mantiene la esencia e intenciones del personaje original.
A Dominga (Tatiana Jáuregui) pareciera que no le hubieran pasado los años, conserva el mismo personaje con el que la conocimos hace casi dos décadas, al igual que el de Quintina Canosa (Carmenza González). Ambas mantienen la esencia de sus personajes.
3. ¿Dónde quedó Martín Acevedo? El personaje interpretado ahora, por Germán Quintero, carece del buen sentido del humor que le agregaba Jorge Cao. Si bien el personaje tiene 20 años más viejo, hace falta ver ese dote histriónico de la primera temporada. Seguramente vendrán diferentes criticas por ser el actor que cumplirá con las exigencias del personaje, pero solo trata de hacer la similitud con el timbre y acento de Jorge Cao.
4. Músicalización totalmente ajena. Uno de los ingredientes que le dan valor agregado a las historias y escenas es la música, de allí su rol importante para despertar emociones en el espectador. Empezando por la transformación de la canción principal y emblemática de la historia, que decidieron aplicarle y fusionarle unos ritmos más urbanos, llevando a la carencia de pasión y magia de la primera temporada.
En esta segunda parte, hasta ahora, no se conocen otro tipo de éxitos memorables con diferentes canciones que hacían parte de la banda sonora de la telenovela. La música incidental actual, tampoco es comparable con la primera temporada, los ritmos propios de la cultura west, vaquera o ranchera, se notan muy pocos.
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5. Suspenso y drama, pero no hay tintes de comedia. Otra de los aspectos característicos de la primera temporada, sin lugar a dudas, fue la combinación del suspenso, que es propio del escritor, con el melodrama tradicional y el amor, pero sobre todo con el humor negro que también era incluyente en la historia, de allí su éxito. En esta nueva temporada hay una casi nula tinte de comedia, solo algunos gestos de burlas entre los personajes, pero nada más.
6. Del formato telenovela al estilo cine. En el 2003, Pasión de gavilanes fue realizada en 480p (resolución y calidad de la imagen estándar) y en relación de aspecto 4:3 (pantalla cuadrada), imagen de video con las que se producían todas las telenovelas y series de la época.
Desde finales de la primera década del siglo XXI, la televisión evolucionó a la calidad HD y la proporción 16:9 para darle un estilo panorámico y rectangular al video; es por ello que vemos algo de diferencia entre la primera temporada y la nueva, con una calidad mejorada, mejores ángulos, planos, movimientos de cámaras y velocidad en los fotogramas, características que le dan más dinamismo a las historias y las convierten en estilo cinematográfico.
7. Cambios en los tonos. No en la voz, pero si de los colores y matices en las imágenes, son oscuros y con tonalidades cafés. No se sabe si es para mantener ese aire cinematográfico o por agregarle un toque de misterio y suspenso, tal como ocurrió en La nieta elegida de RCN, que también fue escrita por Julio Jiménez; a lo mejor fue recomendación del escritor para llevar el verdadero thriller de los papeles a la pantalla.
8. Un cabezote y postales nulos. La nueva temporada incluye unas postales excepcionales de la panorámica del pueblo, las haciendas, arboles, animales, entre otras, a medida que hay un corte entre una escena y otra; pero el cabezote o entrada de la telenovela en nada se parece con la de la primera temporada, donde se marca la diferencia, porque en la primera se grabaron escenas exclusivas e inéditas para producir el cabezote memorable, donde hasta un gavilán en cámara lenta genera expectativa, pero en la nueva entrada, solo incluyen recortes de diferentes escenas a lo largo de los capítulos.
Hay otros aspectos que valdría la pena mencionar más adelante, por ahora estos son algunos de los analizados en los primeros capítulos, esperando que a medida que avanza la historia sean más los puntos buenos que los malos. Esperemos que la mística de las telenovelas realizadas por RTI no sean carencia al final.
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